miércoles, 15 de junio de 2011

Allí estaba ella. Tras una noche perfecta, con él. Era su primera vez, lo que siempre soñó. Con él, la única persona con quien ella pudiera perder  la virginidad sin ningún dolor. Solamente amor y mucho placer. Ella se desveló y lo primero que hizo nada más verle boca arriba mostrando su precioso cuerpo semi descubierto fue caérsele una lágrima. No de tristeza sino de felicidad pura y sincera. Entoces él se despertó.
- Cariño. 
+Dime.
- ¿Qué haces? ¿No tienes sueño? No te habré hecho daño ¿verdad? 
+Sí, me has hecho mucho daño.
- Lo siento no era mi intención. La próxima vez tendré más cuidado.
+No es eso. Es que el único daño que me has podido hacer es en mi corazón que solo piensa en tí. Esta locura es inhumana.
Y tras esta declaración él sin pensarlo dos veces la lanzó de vuelta a la cama e hicieron el amor durante toda la noche. No como muestra de pasión o puro sexo sino como un segundo camino hacia todo el amor que esos dos cuerpos sudorosos derrochaban.

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