miércoles, 27 de julio de 2011

Un encuentro furtivo más.

Y una noche como otra cualquiera lo ví. Al principio no me dí mucha cuenta de su presencia, pero más tarde me envolvió por completo. Entonces pasé un poco, como haciéndome la difícil, auque por dentro lo que más deseaba era que él se fijara en mí como yo lo había hecho en él.
Estaba subiendo las escaleras hacia el segundo piso de la discoteca y mi mano de repente se llenó. Cuando me quise dar cuenta tenía su mano agarrando la mía fuertemente. Pero yo como seguía con mi plan solté su mano y proseguí con mi camino. Miré hacia delante y bailé como si nada hubiera pasado. Y más tarde bajé, claro que lo hice y cuando bajaba por esas mismas escaleras note otra mez como esa mano me agarraba y me llevaba rápidamente hacia su dueño. Me llevo muy muy cerca de él, casi pegados. Era alto, moreno, con unos ojazos verdes y tenía una sonrisa que relucía como el neón de aquel lugar.
Con una simple mirada, con una sonrisa cómplice, con un gesto suyo, con sus manos rodeándome mi cintura, este chico me daba confianza, muchísima confianza. Fue el chico con el que más tuve. Con dos horas ya nos habíamos contado nuestras vidas y habíamos pasado con creces el cupo de pasión y de amor de una noche de Junio. No sé si fue por el calor, no sé si fue por la gente, o por el deseo de ese algo prohibido que él tenía pero me dejé llevar. Y no me arrepiento de nada.

Cuando me fui de ese sueño de una noche ya le echaba de menos pero esta historia no terminó ese día. Al día siguiente me llamó. Pero no contesté. Era como un amor imposible. Y pasó el tiempo, no tuve ninguna noticia de él. Un par de semanas después volví al mismo sitio, mucho más guapa que el día anterior, esperaba su llegada. Aunque él y yo no quedamos sabía, algo me decía dentro, que iba a ir al mismo sitio, al mismo lugar en el que lo conocí aquela noche de verano, aquella noche que me encantó y que me dejo con más ganas de él. 
Y otra vez caí, caí a sus brazos. Otro encuentro furtivo más. Esperando a que nadie me viera entregándome a él. No me lo podía permitir. Y sin quererlo me enamoré de él.
Porque esa sonrisa me dá la vida.

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