
Este año ha tenido de todo, ha traído muchas, muchísimas cosas nuevas. Muchas personas nuevas y otras no tanto. Este año ha traído muchas horas de estudio en casa, y muchos quebraderos de cabeza, muchas cuentas. Este año ha traído muchas risas, de estas que provoca un fuerte dolor de tripa, que ya ni te sale sonido. Ha tenido muchos lloros, muchas relaciones rotas. Y es curioso como lo que más recuerdo de este año son las fiestas que nos hemos pegado, grandes. Y si miro este 2011 veo a él con su sonrisa y sus tonterías.
Ahora toca explayarme en cada tema. Comencemos con las cosas nuevas. Ha entrado mucha gente en mi vida la verdad. Pero sobre todo ha ido creciendo el amor que sentía por otras que ya estaban en mi vida. Nunca hubiera pensado que tendría tantas buenas amigas, lo juro. Yo si que puedo decir que tengo unas amigas amigas y seguramente estas no entren en una mano, poca gente puede decir eso. Estas hacen que este año haya pasado con una estrella fugaz, casi sin enterarme. Sin ningún problema, solo sonrisas verdaderas, orejas que quieren escuchar de verdad tus problemas y unos hombros muy mulliditos en los que poder llorar. Las quiero y este año ha hecho que este sentimiento se multiplique por diez. Las quiero, me quedo sin palabras.

Y ahora vienen las risas. Muchas, muchísimas. Somos así y así somas más felices. Hay que sonreírle a la vida coño, seguro que algún día lo haga por ti, estoy segura. La verdad es que no me acuerdo de un momento que diga este, este me reí muchísimo porque día tras día nos lo hemos pasado pipa. Pero estoy segura que los músculos de la cara no están muy contentos con nosotras, los hemos utilizado demasiado.
Y ahora que toca... a si, los lloros. Igual de este tema mejor paso, no quiero aburrir. Pero bueno esta entrada es de las cosas buenas y de este año así que tengo que cumplir. Si dijera que este año ha sido solo risas mentiría, porque, ahora hablo de mi, he llorado mucho, quizás el año que más. También puede que sea porque este año, mi vida ha pegado un giro de 360 grados. Los tíos han aparecido en mi vida y con ellos el sufrimiento, para que mentir. Pero si tengo que destacar un día sería el 17 de Noviembre, siempre quedará en mi memoria. Y tengo claro que este es el día que más he llorado y el día que peor me he encontrado sicológicamente de mi vida. No hace falta que explique lo que ese día paso, la gente que me conoce lo sabe y con eso me sobra.

Y mi último tema de al año, el que más miedo tengo al explicar. Él, Omar, para quién no lo conozcáis, pocos seguro. No tengo miedo al decir su nombre porque ha marcado una etapa en mi vida, aunque me joda decirlo, pero tengo que ser sincera. Y espero que leas esto de verdad. Este año le conocí. Y la primera imagen al recordar este gran año es la suya, la suya con su americana negra besándome la frente desde las alturas. Por mi parte fue un flechazo, ya lo sabes te lo he dicho mil veces, desde que te vio fue un... Dejémoslo me pongo mal. No quiero volver a revivirlo otra vez demasiados dolores de cabeza me he llevado ya. Solo te digo que te seguiré buscando, siempre. Y que el 24 de Junio volveré a dónde nos conocimos, dichoso destino, y que ya no puedo ver un coche como el tuyo y no comprobar que no tiene un dragón delante de la insignia o unas gafas colgadas en el retrovisor. Para mí los 13 han tomado un nuevo significado, ya no les tengo miedo, no, ahora los afronto.

Siempre vuestra, Marta.

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