jueves, 1 de diciembre de 2011

No hay que dejarse influenciar por lo que otros puedan pensar o decir de ti.


Te levantas, el resol te ha despertado. Miras por la ventana, todo está blanco. No te ha despertado el resol, no. Te ha despertado ese brillo especial que tiene la nieve recién caída en la carretera y en la copa de los árboles. Y como una niña sonríes, sacas una sonrisilla tonta. Sí sabes que tienes 16 años pero todavía te sigue haciendo ilusión ver la nieve. Llamas a tu hermano corriendo, quieres ver su cara de felicidad. Sigue nevando. Y aunque haga menos de dos grados sales al balcón, quieres que los copos te toquen y te demuestren que es verdad, que el invierno y el frío han vuelto.
Tus amigas te llaman. Habéis vuelto ha quedar como todos los años para jugar con la nieve. Suena infantil pero ¿Que importa? Me siento feliz. Que gusta ir corriendo por la nieve virgen, tirarme al suelo y empezar a hacer un ángel, tirarme bolas de nieve y hacer un muñeco también. Sí seremos ya unos pequeños adultos, pero dentro seguimos y nos aferramos a ser niños, y a no crecer. El mundo de los adultos está lleno de problemas, desde aquí bajo las cosas se ven más bonitas, más fáciles.



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