miércoles, 28 de diciembre de 2011

Mi teléfono no suena, supongo que eres tú.

- Cállate, no quiero que saques ni una palabra más de tu boca. Es que vas a terminar convenciéndome. Yo que venía con las ideas tan claras.
+ No, no perdona. Yo hablare si quiero y creo que este es el momento adecuado para sacar toda la mierda que nuestra relación ha tenido. Porque una cosa ten clara yo con esto dentro de mí no me quedo.
- Vale, dime que querías decirme...
+ ¿Convencerte de que? ¿Tú que te crees? ¿Que te voy a poner un puñal en el cuello para que estés conmigo? Pues no. Solo te quería decir que dudo mucho, muchísimo, que encuentres a una tía como yo. No es por echarme flores pero no creo que nadie te trate, se preocupe, te llame, este dispuesta a quedar cuando tengas tiempo, te escuche, intente hallar una solución para tus problemas, más paciente, más detallista, más imbécil, y sobre todo que te adore como yo. Lo dudo mucho, pero ¿sabes una cosa? Si quieres perderme allá tú.
-Pero por favor no llores, se me cae el alma al suelo al verte así, Marta.
+ ¿Que no llore? No soy de piedra, y por lo menos así te das cuenta de que esto era verdad, mis sentimientos por ti eran sinceros y muy reales, quizás demasiado.
-Pero entiéndeme, yo lo tengo muy claro.
+Que te entienda. Por una puñetera vez entiéndeme tú a mí y mírame a la cara.
- Me tengo que ir. Solo quiero decirte, que no te sientas como la única que sentía porque estaba empezando a tener unos sentimientos fuertes por ti, cosa extraña por mi parte, ya me conoces. Y que no he conocido a una chica con la que haya tenido tanta confianza y con la que me haya abierto más. Siento mucho esto que nos ha pasado porque no te lo mereces.
+ ¿Sabes cual es la frase con la que quiero terminar yo?
- Dime.
+ Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario