miércoles, 8 de febrero de 2012

Siempre tuvimos los días contados.

Dime dónde estabas cuando no podía ni con mi propio cuerpo, dime dónde estabas cuando mis ojos no aguantaban más lágrimas, cuando no podía respirar, cuando ya ni me acordaba de pestañear. Tampoco estuviste cuando amanecí con el pie izquierdo, cuando mi profesor me llamó mediocre, cuando cientos de poemas curaban mi fiebre. Tampoco estabas cuando nadie me apoyaba por conseguir mis logros, mis planes. No estuviste cuando me hacía falta un hombro como almohada, cuando me hacían falta unos besos húmedos para agotar mi sed. Dime dónde estabas cuando el cielo estaba gris, cuando ya no tenía ganas de subir más cuestas imposibles y de volverme a levantar. Dónde coño estabas cuando ya no podía decir que estaba bien, cuando tenía que mentir a mi gente para que no se preocuparan. Dónde estabas cuando tenía un día bueno, un día pletórico, cuando quería derrochar amor con todo el mundo, dime dónde estabas. Creo que sé dónde estabas. Estabas en ese lugar contestando a otra chica todo lo que hoy te pregunto.
- Amiga de la soledad, soy como un caminante sin camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario