martes, 7 de febrero de 2012

Drunk.

No sé que hubiera hecho si tu hubiera vuelto a ver, no sé si me hubiera vuelto a caer al suelo, o si empezaría de nuevo a gritar como una niña sin su muñeca. Tampoco sé si me hubiera lanzado de nuevo a tus brazos o si hubiera pasado a tu lado sin ni siquiera mirarte a los ojos. No sé si hubiera llorado o si hubiera sonreído al verte de nuevo. No lo sé, y no lo sé porque no estaba a tu lado, no estaba en esa ciudad, tan nuestra en tantos momentos. No pude ir, me fue imposible. ¿Y si no debía verte? ¿Y si de nuevo el destino hubiera jugado con nosotros pero al revés? Siempre nos había beneficiado, siempre había hecho que nos volviéramos a juntar, en el momento y en el lugar oportuno. Siempre había apoyado lo nuestro, creo que uno de los pocos que lo hizo.
La verdad que no sé que hubiera hecho, hace unos meses lo tendría seguro. Hubiera corrido hacia ti, no te hubiera dejado escapar, no hubiera malgastado el tiempo y hubiera usado todas mis armas de mujer para volver a atraparte en mis redes. Pero ahora, ahora las cosas han cambiado demasiado, el tiempo hace meya. El amor, se ha ido. Bueno eso de que haya desaparecido así sin más tampoco puedo asegurarlo. Puede que siga escondido, puede que este esperando a volverlo a ver o puede que se este apagando poco a poco. 
Es lo bueno que tenemos las chicas enamoradizas, que al principio todo es muy fuerte, te duele tanto amor, y más si no ves que esa cantidad de amor no es compartida ni mucho menos igualada. Lo bueno es que fácil viene, fácil se va, al menos aparentemente. 
¿Puedo hablar de quererle? Creo que no. No digo que todo eso que sentía se haya perdido. Sino que más que a él, echo de menos como me hacía sentir cuando hablaba horas y horas con él, cuando por fin nos veíamos y las horas pasaban y pasaban y nosotros estábamos igual con nuestra sonrisa en la boca y con nuestros ojos vidriosos de deseo y tristeza porque al día siguiente todo sería mas difícil, todo sería más y más imposible. Los dos éramos conscientes de ello. Estábamos haciendo algo prohibido, algo peligroso, los dos agarrados de la mano. Hablo de él como si estuviera enamorada, y de verdad que no puedo decir ni que sí ni que no. También echo de menos poder contar con una persona siempre, estar mal y llamarle a la hora que fuera, llorar delante de él y que no me diera vergüenza. Eran tantas cosas. Eran tantas cosas que se quedaron perdidas o tal vez, igual que mi amor, estén escondidas esperando a un nuevo encontronazo con el destino, a un nuevo café con leche con dos azucarillos, a un nuevo bar, a un nuevo amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario