jueves, 24 de mayo de 2012

Como bestias...

Me miraban como un monstruo, como una auténtica bestia; al igual que el cuento o la película que Disney. No sabía el porqué, mis actos tampoco eran "tan malos". Podía ser porque mis palabras dolían más que cualquier espina. Esto ocurría porque mi cerebro y mi corazón tuvieron un affaire mal parado. Iba con la cabeza alta y mirando a la gente desde las alturas, eso ocurría por los 15 cm que hacían que mis piernas se estilizaran. También por mi pito de voz o por mi hinchazón de la vena aorta. Que se le va a hacer si la afonía se avergüenza de mí y de mis malhumorados despechos. Probablemente sea que mis ojos tienen algo de oscuro o de pasión; no puedo hacer nada si las sombras y el eyeliner son mis complementos perfectos. Egocéntrica, caprichosa, impaciente, con sangre demasiado caliente. 
Pero claro, espero, que al igual que en el cuento cuando mi flor (guardada en una urna de una habitación escondida de mi palacio) esté apunto de morir aparezca ese alguien que me mire a los ojos y que me diga: Conmigo no puedes, yo no te tengo miedo.


- Tú me sonreíste, así que asume las consecuencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario