sábado, 22 de octubre de 2011

We need to found love.

Abrí los ojos, eran las nueve y media, demasiado pronto yo no me solía despertar a esas horas y menos un sábado nosé si era porque mi mente no dejaba de pensar en ti. ¿Lo había hecho bien, había actuado de una forma correcta?
Me desperté y me dí cuenta de que ya no te tenía, que lo nuestro se había terminado, pero esta vez sí que era definitivo. Ya no habría más va y vienes. Mi cuerpo no los aguantaba más, me estaba mareando tantas vueltas que dimos. 

Asi comenzó nuestra historia: Estaba como tantos sábados con mis amigos y un chico, que apareció de la nada, se nos aproximó. No lo conocía pero me atría, me gustaba mucho, me ponía demasiado. Hacía mucho que no me pasaba eso. Pasaron los días y cada vez lo veía más. Se unió a la cuadrilla y empezamos ha hablar, el era muy muy tímido y le costó abrirse conmigo, pero al final lo conseguí. Aunque solo abriera la boca para decir chorradas, que manía con hacerse el gracioso, pero bueno él era así y así le empecé a querer.

Al principio todo fue una atracción carnal, solo nos gustábamos y nos lo pasábamos bien. Comenzamos a salir y las cosas al principio iban bien pero como en todo, las cosas empezaron a irse cuesta abajo y sin frenos. Comenzaron los celos, las desconfiandas y poco a poco se nos quitaron las ganas del uno al otro. Lo dejamos, esta fue la primera vez.
Nuestra relaión era como la de dos ninños, nos insúltabamos, nos pegábamos, discutíamos y a los dos segundos estaba otra vez encima de él queriéndolo a más no poder, era muy raro, erámos muy raros.


La segunda vez no tardó demasiado en llegar. Nuestros cuerpos se atrían y erámos muy iguales en cuanto a tonterías. Me reía mucho con él y me lo pasaba pipa, por unos momentos los problemas se me olvidaban y solo me concetraba en él. 
Le comencé a querer porque me lo ponía difícil, porque no era mío. Siempre cuando uno quería el otro ponía impedimentos. No jodíamos ni dejábamos joder, que se le va ha hacer queríamos parecernos al perro del hortelano. 
Y así vinieron una tercera, una cuarta, y por último una quinta. Muchos problemas se metieron entre él y yo, muchas personas, muchos sentimientos chocados, saltaban chispas.

Hasta que un viernes por la noche decidí terminar con esta locura. Necesitaba una estabilidad y como mejor estaba era sin él, me llegué a dar cuenta. Él se oponía pero tampoco me demostró lo que me tenía que demostras para decirle "Que coño ¡Agámoslo! Quién no arriesga no gana" Pero como eso no sucedió, mi decisión fue tomada con las ideas claras.
Y entonces con lágrimas en los ojos me fui a dormir, porque aunque yo fuera quien decidiera terminar con este tiovivo te quería y te sigo queríendo pero te faltan huevos para demostrármelo. Seguro que encuentro a uno mucho mejor que tú, porque al final, tú precioso principe te convertiste en rana, ¡Jodete!.

Y de repente un rayo de sol golpeó mi cara llena de rimel. Eran las nueve y media de un sábado y porfín me había despertado sin tí.


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