
Una bocanada de aire fresco recorrió mi cuerpo esa noche tan calurosa de verano. Los pies en alto apoyados en la barandilla del balcón. Mis pantalones desgastados y medio rotos con un top que no dejaba hueco a la imaginación. Silencio, calada, suspiro. Ir y venir de luces al horizonte. Estaba sola. Millones de estrellas en el cielo, una luna inmensa que me miraba con ojos de "Tranquila todo va a salir bien". Ladridos y más ladridos, empatizo con ellos y me fundo. Ellos quieren poder dormir bajo un techo y yo, que él vuelva bajo el mío. Cada cinco ladridos un silencio, cada cinco suspiros un recuerdo, un sueño... Ellos atados con cadenas, yo con rencores y orgullo. Apago el cigarro, ventana medio abierta, cama fría, solitaria. La noche parece interesante entre vueltas y vueltas, entre 30º, entre pensamientos subidos de tono patrocinados por él. Cierro los ojos, el mundo toma un respiro y se apaga. Por otro lado se enciende el de la mente, donde todo es cierto, donde no hay pegas, donde estas peleándote conmigo por la almohada... Buenas noches y dulces sueños cariño.
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