miércoles, 5 de septiembre de 2012

Tus labios de miel.

La infinidad de veces que soñé esto, estos sentimientos... Darme la vuelta y verle, mirándome como un pasmarote. Notar su olor a kilómetros, saber que es lo que está a punto de decir en cada momento, que con una mirada cómplice me diga que todo va a salir bien y que mi sonrisa resurja de entre las lágrimas.

Siempre supe lo que quería, pero él ha superado con creces todas y cada una mis críticas expectativas. ¿Casualidad o causalidad? No sé, no quiero imaginarme que hubiera pasado si esa noche no me hubiera tomado la última o no te hubiese robado ese gorrito infraganti. Si en vez de darte mi número hubiéramos quedados con un "Ya nos veremos". Todo fue justo como debía pasar: conocerte, oír tu voz, sonreír como una niña, ilusionarme, imaginaciones, cavilaciones pasajeras, vernos, y poquito a poco ir enamorándonos.

¿Cómo podría cansarme de ti? ¿Cómo podría olvidarme de la persona que hace que mis ojos brillen como nunca, que mi sonrisa hable por si sola, que me den ganas de salir brincando y chillando que te quiero? ¿Cómo? Eres perfecto para mi, te lo he dicho mil y una veces. Eres el mejor pensamiento al acostarme y despertarme, eres las mariposas, eres la primera calada del cigarro, el primer baño del verano, un 10 en un examen, el mejor beso y la mejor caricia, el mejor masaje dado por el hombre, la mejor rosa roja... Eres tú y con eso ya, para mí, es todo lo que quiero.

Pararía el tiempo, sí, ese que pasa como una constelación cuando nos juntamos. Lo pararía en el mirador, viendo la cuidad iluminada, la luna llena y tú mientras susurrándome como la ciudad caerá a nuestros pies, que esta será mi nueva casa. Quedarme ahí en tu sofá, tirada, con la única vestimenta de una camisa usada. Discutir por la ducha, despertarme y ver mi taza del starbucks preparada y llena de café, sentarme en la terraza y que los primeros rayos de sol golpeen mi cara cansada, que no quieras besos mañaneros por el sabor de tu boca, que te rías como un niño y que muera de amor.

No acostumbro a decir un "siempre". me han enseñado que no debería prometer nada si no estuviera segura de ello. Pero contigo me salen como "holas". Quiero que seamos el claro ejemplo de personas que no se vuelven a engañar, que la confianza es su principal pilar, que yo no me vea con otro ni tú con nadie más. Quiero poder hacerme el tatuaje de la C en la muñeca y que tu estés ahí para cogerme la mano por el dolor de la aguja. Quiero despertarme todos los días arropada por tus brazos, que se nos haga de día, que siga sentándote tan bien, quiero que me calles con mil besos, que me sorprendas y que seas feliz conmigo hasta el último suspiro.... Quiero, quiero, quiero. ¿Pero sabes lo que más quiero y deseo? A ti, junto a mi, agarrándome y diciéndome que te cuesta respirar si no es a mi lado.